“Cuando escribo, me gusta inspirarme en dos miradas: una interior, hacia dentro de ti mismo, y otra exterior, hacia afuera, al mundo que nos rodea.”
Así comenzó Alfredo Gómez Cerdá su encuentro (o contacto, como a él le gusta llamarlo) de este pasado martes 1 de diciembre con los alumnos de 4º ESO de nuestro centro. Por medio, más de 600 kilómetros, y como intermediarios, una cámara, un micrófono y una pantalla. Dicho así, suena a un acto frío y académico, pero hemos de decir que este gran escritor llenó nuestras aulas con su presencia. Lo sentimos allí mismo, con nosotros y dialogando con los alumnos.
Tras una breve introducción de apenas 10 minutos, dio paso a las preguntas de los jóvenes, quienes sentían una enorme curiosidad por conocer los entresijos de “Noche de alacranes”, la obra de Gómez Cerdá que acababan de leer y que les ha calado con su inmenso calor humano.
La mayoría de las preguntas versaron sobre este libro, que, según nos explicó, tiene su origen en dos detalles: la frase de John Lennon “La vida es aquello que te ocurre mientras tú te empeñas en hacer otra cosa” (es lo que le pasa a la protagonista de esta novela), y la lectura de un libro del periodista Alfonso Domingo, “El canto del búho”, que cuenta diversas historias personales de los maquis en la posguerra española. A esto se une el hecho de que escribir siempre le ha gustado, desde muy joven. “Siempre he tenido la necesidad de escribir, de expresar todo lo que tenía dentro, y, al mismo tiempo, me podía comunicar.”
A los alumnos también les llamó la atención el que un personaje femenino se erigiera en protagonista de la obra, algo que Gómez Cerdá reconoció como frecuente en sus escritos. Como él mismo nos comentó, no es algo premeditado, sino que se lo pide la historia, sin más, como ha ocurrido con otros escritores célebres en la literatura universal.
Sobre su título nos comentó que es algo que surgió a raíz de la intervención de un personaje, el andaluz, aunque el motivo de los alacranes también está en sus recuerdos de infancia en los descampados alrededor de su casa.
El libro deja varios interrogantes, sobre los que Gómez Cerdá aplica una frase de un escritor que dice que “una buena novela es la que no cuenta todo”. Así, busca la complicidad y creatividad del lector.
Otras preguntas giraron en torno a sus aficiones personales, en las que destacó la Literatura como acto de escribir, pero también de leer mucho. “Cuando me preguntan qué hacer para ser escritor yo siempre les digo que hay que leer.” Y añadió: “Nunca creí que yo podría llegar a ser escritor, pero con 17 años, tras mis incursiones en el mundo del teatro, me dije que lo iba a intentar; era lo que más me gustaba, lo que más deseaba.”
Esta actividad parece una más de las muchas de este tipo que hemos llevado a cabo en nuestro centro, pero su final fue bastante distinto: quejas. Sí, quejas de nuestros alumnos por ser tan breve, por no haber podido hacer todas las preguntas que tenían. Y las sonrisas de sus ojos, de sus gestos, de su entusiasmo. Las mascarillas no lograron disimular su alegría por haber podido conocer al que a partir de ahora será uno de sus escritores preferidos. En medio de esta vorágine de grises e incertidumbres, hoy hemos conseguido crear un mundo paralelo en que todo es posible.
Muchísimas gracias a todos los compañeros que habéis colaborado, y especialmente a Alfredo por su labor desinteresada y el ánimo y cariño que nos ha transmitido.